miércoles, 21 de noviembre de 2012

Folklore Dominico-Haitiano

La palabra folklore en Santo Domingo
La palabra folklore que todavía arrastra el incesante vendaval de las definiciones inventada por el britano William John Thoms en 1846, ha pasado por un proceso de introducción y arraigo, fuera de Inglaterra, bien interesante, sin que la célebre locución se librase, en su propia patria, de la discusión acerca de su origen: en 1881, Eliezer Edwars, en words, facts and phrases, realizó una encuesta sobre quién usó por primera vez la formula folklore, comprbandose que su primera aparición fue en la revista inglesa Athenaeum el 22 de Agosto de 1846, obra de Thoms.
                                        

Ciertamente que el folklore en nuestra América deriva del folklore de España, primordialmente, pero también es cierto que en cada uno de nuestros países tiene matices inconfundibles. ¿Cuáles son esos matices? Señalarlos sería objeto de largo y sugestivo estudio ajeno a la levedad y apresuramiento de este apunte.
Entre nosotros , esos matices habría que buscarlos en los usos y aficiones predominantes; En el baile, el merengue; en la bebida, el ron; en la comida, el sancocho; en las armas, el machete; en el vestido campesino, la pollera; entre los instrumentos músicos, el cuatro y luego el acordeón; entre las fiestas populares, las fiestas de cruz; en la versificación popular, la copla y la decima, contrariamene al predominio del romance, en España; entre las supersticiones , los aparecidos y los fucuses…y la ciguapa, de la que todos hablan , pero que nadie ha visto con sus propios ojos.                     
Cabría aún señalar entre nosotros, o desviaciones del folklore. Por ejemplo el folklore de las permanentes revoluciones que año tras año infestaron el país, ha desaparecido. “Qué abigarrada fiesta folklórica era la de un campamento revolucionario” Era una orgía de sangre y de vicio. Por un lado el jolgorio más escandaloso, la bachata, maravillosamente definida en tres palabras: romo, tambora y cuero. Más allá la cocina improvisada, el amplio fogón, hacia cuyos olores suculentos se acercaban todos los vecinos de la comarca, también en busca del pedazo de la res ajena descuartizada en cada tregua. Mientras el alma estaba ociosa, desde el general hasta el recluta se ejercitaba en la baraja y en el dado muchas veces cargado, o bailado con mujeres de la peor ralea, ebrio de ron y excitados por los sensuales vahos del grajo femenino.
Folklore Dominicano.
El folklore dominicano se vive a través de su artesanía, su música, su colorido y su gente. Sin embargo, el que más enriquecedor y popular, la expresión del pueblo dominicano es el merengue, el ritmo con más trascendencia que, generación tras generación, ha crecido y ha vivido una importante evolución musical. El pueblo dominicano se distingue porque vive día a día del compás de su música vernácula y como dice su famoso estribillo del carnaval "baila en la calle de día y baila en la calle de noche”. La pintura y escultura dominicana empezaron su desarrollo con la emigración de artistas e intelectuales españoles que huyendo de la guerra civil española se establecieron en nuestro país.
Este ritmo musical nació entre 1844 y 1850. Su origen humilde. Hacía referencia a hechos cotidianos y en algunos casos se convertía en una auténtica provocación de tal manera que durante un tiempo llegó a prohibirse en algunas regiones. Sin embargo, su ritmo caliente y sensual derribó cualquier barrera. Con el tiempo, orquestas sinfónicas nacionales y extranjeras han llegado a interpretar los acordes de compositores dominicanos como Julio Alberto Hernández, Juan Francisco García, Rafael Solano, quienes han marcado la historia del merengue y lo traducen como la gran tradición nacional, símbolo de la cultura y pasión dominicana.
Los Instrumentos.
EL merengue vive de la magia de la güira, la tambora y el acordeón. Estos son los instrumentos principales utilizados para interpretar los ritmos de su música. Sus sonidos seducen al hombre y la mujer que entrelazados se desplazan por la escena del baile, mientras los espectadores se contagian de los vibraciones musicales.

Vestidos para Bailar
Los dominicanos acostumbran a vestir con indumentaria de gran colorido y más cuando se trata de bailar a ritmo del merengue. Las mujeres usan largos vestidos en los que predominan el amarillo, rojo, anaranjado, blanco y azul. Esta mezcla de colorido se enriquece con los complementos, como son lo largos collares de piedras, pulseras, grandes aros que lucen en los rostros de la belleza dominicana. Los hombres visten con trajes y zapatillas blancas y utilizan un pañuelo alrededor del cuello que, por lo regular, es del mismo color de la vestimenta de su pareja.
 
El folklore no se nutre sólo de esa herencia de padres a hijos que con el paso del tiempo va cambiando y evolucionando, además, de todas las experiencias acumuladas por las diferentes tradiciones  que  proceden de distintos lugares geográficos e históricos. Se puede considerar al folklore como la cultura en la que mejor se identifica el ser humano ya que no pertenece a nadie en concreto sino a todos y cada uno de los individuos. Es la cultura “por y para el pueblo”.



Folklore de Haití.
La cultura de Haití muestra trazos de mestizaje entre las tradiciones europeas (francesas y españolas) y africanas, debido a la trata de esclavos de la que procede la mayoría de la población. Quedan algunas trazas procedentes de la cultura de los taínos, primeros habitantes de la isla.
Festivales.
Las fiestas más importantes en Haití ocurren en la temporada de Carnaval ("Kanaval" en creole). La Rara tiene lugar antes de Pascua.

 

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